DIAMANTES Y VOLCANES | VOLCANO ACTIVE FOUNDATION

Los diamantes son una de las creaciones más antiguas de la naturaleza

El diamante es una de las creaciones más antiguas de la naturaleza. También es una de las más bellas. Los diamantes están hechos de carbono puro, cristalizado bajo presión y elevado a una temperatura de más de 1000 grados. Su extrema dureza se debe a su estructura atómica muy densa. El carbono cristaliza en forma cúbica; un diamante perfecto tiene forma octaédrica. Todo lo que se sabe sobre las condiciones en que se crearon los diamantes procede de las teorías de los experimentos científicos en la producción de diamantes sintéticos. Según la teoría más famosa, los diamantes se formaron en un magma líquido mientras se enfriaba bajo presión y a una temperatura de más de 1300 grados. Esta presión y temperatura sólo existen a profundidades de entre 130 y 200 km por debajo de la superficie de la Tierra en volcanes activos.

La composición química del magma no es uniforme, por lo que existen dos tipos de diamantes: Los diamantes de tipo 1 con nitrógeno en su estructura atómica y los de tipo 2, sin nitrógeno. Cuando las dos fuerzas de formación, temperatura y presión, no son homogéneas, los diamantes así creados presentan irregularidades y malformaciones como estratos o capas de crecimiento.

Los diamantes se forman en las entrañas de la Tierra, a gran profundidad y alta temperatura. Salen a la superficie durante las erupciones volcánicas. Se encuentran atrapados en rocas magmáticas llamadas kimberlitas.

Formados a unos 180 km de profundidad, los diamantes son transportados a la superficie de la Tierra por magmas llamados kimberlitas. Estos magmas son expulsados por los volcanes y se enfrían para formar rocas magmáticas que contienen enclaves de diamantes. Sin embargo, estos magmas son muy especiales. Se forman a gran profundidad, en el límite entre la litosfera y la astenosfera, a más de 150 kilómetros dentro del manto terrestre, y son característicos de ciertas zonas de la superficie de la Tierra. En efecto, las kimberlitas se observan preferentemente en las regiones cratónicas, caracterizadas por una litosfera continental muy antigua.

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Los diamantes son transportados por las rocas eruptivas

Si durante la cristalización, los diamantes no se exponen al aire para enfriarse y reducir su presión rápidamente, se convertirán en grafito. Parece, por tanto, que los diamantes deben salir de las entrañas de la tierra con la erupción de rocas volcánicas. Los diamantes son transportados por rocas eruptivas, tubos y diques que contienen kimberlita o rocas lamproíticas. Los tubos, como los llaman los mineros, tienen entre 100 millones y 1.200 millones de años; estas violentas erupciones de rocas volcánicas no podrían producirse hoy en día. A medida que los antiguos continentes se desplazaban y volvían a reunirse para formar otros nuevos, estos tubos se distribuían por todo el planeta. Hoy en día, el 80% de los diamantes se extraen en los 7 principales países productores: Australia, Congo, Botsuana, Sudáfrica, Rusia, Namibia y Angola.

Hay dos tipos de yacimientos de diamantes. Los depósitos primarios consisten en conductos y diques que contienen rocas kimberlitas, las vías que los diamantes tomaron para llegar a la superficie de la tierra. Estos yacimientos se explotan con una tecnología industrial complicada, invasiva y perjudicial para el medio ambiente. Al erosionarse, los diamantes se desprenden de la roca primaria y son arrastrados por la escorrentía, los arroyos y los ríos. A continuación, se dispersan a lo largo de su recorrido. Los depósitos así formados se denominan depósitos secundarios o aluviales. La distancia recorrida por los diamantes aluviales es muy variable y a veces puede ser considerable, ya que pueden ser arrastrados hasta las playas o el fondo marino. Estos diamantes pueden extraerse con técnicas manuales y artesanales, respetando la naturaleza.