CREAR CONOCIMIENTO DE LOS RIESGOS

Mientras que los datos de deformación del terreno proporcionan datos en un número reducido de puntos de la superficie, el método de interferometría de radar se ha convertido en una auténtica revolución.

El InSAR (Radar de Apertura Sintética Interferométrica) es una técnica para cartografiar la deformación del terreno utilizando imágenes de radar de la superficie terrestre recogidas por satélites en órbita. A diferencia de la luz visible o infrarroja, las ondas de radar penetran la mayoría de las nubes meteorológicas y son igualmente eficaces en la oscuridad. Por lo tanto, con InSAR es posible controlar la deformación del suelo incluso con mal tiempo y de noche, dos grandes ventajas durante una crisis volcánica.

Es posible comparar dos imágenes de radar de la misma zona, recogidas en momentos diferentes desde puntos de vista similares en el espacio. Cualquier movimiento de la superficie del suelo hacia o desde el satélite puede medirse y representarse como una «imagen», no de la superficie en sí, sino de la cantidad de movimiento (deformación) de la superficie entre dos imágenes. Las imágenes las proporcionan las agencias espaciales de Italia, Alemania, Canadá, Japón, Corea, Europa y Estados Unidos.

Para crear esta «imagen» de radar deformación, un pulso de energía de radar es emitido por un satélite, dispersado por la superficie terrestre y registrado por el satélite con dos tipos de información: amplitud y fase. La amplitud es la fuerza de la señal de retorno, influida por las propiedades físicas de la superficie. La distancia de ida y vuelta entre el satélite y el suelo se mide en unidades de longitud de onda de radar, y los cambios en esta distancia entre el momento en que se recogen dos imágenes de radar aparecen como una diferencia de fase. La combinación de estas dos imágenes se denomina «interferencia» porque la combinación de dos ondas tiene el efecto de reforzarlas o anularlas.

InSAR amplía enormemente la capacidad de los científicos para vigilar los volcanes porque, a diferencia de otras técnicas que se basan en mediciones en unos pocos puntos, InSAR produce un mapa de la deformación del suelo que cubre un área espacial muy grande con una precisión centimétrica. Esta técnica es especialmente útil para volcanes remotos y de difícil acceso, así como para lugares en los que las condiciones de riesgo impiden o limitan la vigilancia de los volcanes desde el suelo.